martes, 26 de abril de 2011

A destiempo del tiempo...

No sé si el cansancio que me consume me deje emancipar esta noche casi apocalíptica que amenaza con desmoronarse tras mis sábanas... Quizá tu cuerpo que se consume en la distancia añore de mis entrañas o quizá mis legañas consumidas de deseo amortigüen el sonido hueco de tus besos en mañanas eternas... No sé como esperarte este verano, ni si los paseos prometidos lleguen consecuentes a su cita, en cualquier caso anhelo tardes espaciadas de tu mano, el olor a sal en mi piel desnuda junto a la espuma, el quemazón de mi piel rojiza de  anhelar tanto sol...  

Te espero... quizá no debería, pero lo hago... 
Apasionada de tu espacio y del hueco de tus caderas entre las sábanas del raso del domingo; apasionada de tu semana santa resumida en cuatro días a beso por minuto y a desorden adherido; apasionada de cafés con charla de terraza y teatro apresurado, de quererte a destiempo, de 300 palabras sobre folio en blanco que me parecen pocas si se dispersan sobre fondo opaco...

Pasear mi mirada  y hacer tangibles mis anhelos de cambio, de mínimos superados con creces, de tus lágrimas y las mías vertidas sobre teclas blancas que acompañan a la reina en el ajedrez de cada tarde...

No sé si el cansancio me lo permita, pero mis ojos te buscan y mis manos desean rezar un credo sobre tu cuerpo, que tu espalda sea el telar de mis noches          y tus labios el consuelo de mañanas eternas de besos y más besos....


No sé si el cansancio me deje, sólo sé que escucho tu melodía y tu olor inunda mi estancia... me dejo llevar hacia ti... no sé si el cansancio permita... sólo déjame acurrucar mi cuerpo sobre el tuyo... sólo déjame calmar tu sed... no sé... sólo deseo que el cansancio me lo permita... sólo deseo... sólo... te deseo... si el cansancio te permite... 

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jueves, 14 de abril de 2011

Recortes de Amelie ...

a Amelie le gusta subir las escaleras de caracol que llevan a su habitación de dos en dos, deslizar por la barandilla sus dedos puntiagudos haciendo ruido sobre la madera encerada y contemplar como golpea la lluvia desde fuera de casa mientras su familia conversa...
Amelie está cansada de llegar siempre tarde a todas partes, de no ser lo que los demás imaginan de ella, de proyectar luces sobre las sobras de la pared vacía de su buhardilla. Cansada de caminar por las calles sucias de ciudades dispersas sin que nadie la espere. 
De golpear puertas e invadir espacios desconocidos, profanar silencios y acallar comentarios desafortunados. 
Amelie está cansada de rechazar cafés a desconocidos, de torcer miradas en el metro y correr sobre la arena del mar para alejarse de la espuma.
Amelie sonríe cada mañana al mismo bebé que bosteza en el carrito camino de clase, bebe el mismo café matinal demasiado endulzado para ser sano y con sabor a agua calcárea.
Su sonrisa se trunca cuando las noticas profanan sus oídos y sus retinas divisan rostros que pensaba olvidados.
Amelie detesta la cercanía de la gente en la cola del supermercado demasiado ociosa en conversaciones de vidas ajenas. 
Detesta perder cuando ni siquiera ha apostado nada. 
A Amelie le gusta imaginar viajes imposibles, melodías absurdas y textos extensos. 
A Amelie le encanta despertarse cada mañana con la sensación de los labios saciados de tanto beso y echa de menos caricias por inventar. 
Amelie sueña con las calles de Madrid, el olor de Sol, los cafés de Callao y los libros de los tenderetes del centro, amontonados desordenadamente sobre estantes sucios.



Amelie no puede evitar acallar sus pensamientos cuando aparecen viejos fantasmas, no reconoce como propias experiencias vividas años atrás...

Le encanta descubrir música nueva, desgastar los temas por agotamiento y coleccionar sobres de azúcar de cafés especiales. 
A Amelie  lo que mas le gusta sobre todas las cosas es descubrirse cada  día y compartir risas con gente que se presenta en su vida sin avisar, coleccionar momentos y regalar tiempos imperfectos...

lunes, 11 de abril de 2011

FANCY?

Te apetece un café en esta tarde que amenaza tormenta plomiza y las lágrimas del mañana aún no rondaron nuestras mejillas? 

Te apetece colorear tu cuaderno con mis ceras y recorrer tus muñecas con recuerdos lastimeros de un pasado profanado por la tristeza? 

Te apetece que recorra tu espalda con las yemas de mis dedos ahora que mis manos suspiran por sentirte? 


Te apetece que tejamos juntas hilos de nuestro tiempo en nuestros cabellos? 

Te apetece acurrucarte junto a mi, sofá, manta, peli y sueños? 

Te apetece vislumbrar otros senderos y alejarnos de las cunetas abarrotadas de compromisos impuestos? 

Te apetece divagar, dilucidar, sorprendernos, perdernos, reírnos, mojarnos, besarnos y abarrotar cada tarde con risas y nuevos sueños? 






Te apetece que sujete tu mano, que mires mis pasos, que adivine tus caderas, que descubramos nuevas formas en esta descabellada carrera a la felicidad? 

Te apetece que invente vocablos, sílabas, siseos, miradas, caricias para ti? 

Te apetece simplemente subir conmigo al tren, asaltar espacios llenos, vaciar las estancias abarrotadas, guardar las cajas del pasado, amontonar y ordenar los recuerdos en el olvido y continuar creciendo? 

Te apetece quizá hacer todo eso conmigo? 

Te apetece? 

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